jueves, 9 de septiembre de 2010

Charla con el P. Rubén Aldana Aguiñaga

Un saludo a todos los que vistan este blog, les presento una breve charla con el P. Rubén Aldana Aguiñaga, Misionero Vicentìno. Actualmente es superior de la parroquia "La Medalla Milagrosa" que tiene su sede en Puebla, luego de permanecer al frente de la formación de la etapa de filosofía en Guadalajara.



¿Cuándo usted ingresó al seminario, cuáles eran sus expectativas?

Mmm, me pones a pensar… bueno fueron la misión, la comunidad; a mí me llamó mucho la atención, yo entré muy joven al seminario, mi primer etapa fue en Lagos de Moreno, en el seminario menor, y en ese tiempo yo tenía 15 años, me llamó mucho la atención la comunidad, la forma de vivir en el seminario e insisto: la comunidad, su forma de vivirla, la misión, me emocionaba mucho cuando íbamos de misiones. Realmente mis expectativas no eran muy grandes, pues como mencioné yo era muy joven, más bien, fui haciendo mías las expectativas de la Congregación de la Misión, porque ella me enseñó a aspirar sus fines, sus objetivos.



¿Cuáles fueron los retos y dificultades a los que tuvo que enfrentarse incluso caminar con ellos?

Creo que fue la estructura de la formación, que necesitaba actualizarse urgentemente. Tenía que estar a la vanguardia de los tiempos que nos exigen cada vez más desempeño. A mí me gustaba mucho el estudio, la comunidad. Pero faltaba acompañamiento por parte de los formadores.

 
Cuando usted se ordenó, ¿cuáles eran los objetivos y retos que se estaba trazando?

A mí me ordenaron y yo ya estaba destinado a superior en la casa de Tlalpan. Entonces la formación de los nuestros era mi prioridad... Cuando me ordenaron tenía muy presente eso: yo tenía que formar a los que vinieran al integrarse a nuestro seminario. Es un trabajo quizá indirecto para con los pobres, pero lo veía muy necesario, incluso difícil, de buena gana me hubiera gustado irme a una parroquia, sin embargo, en ese momento la formación era un punto importante para mí, era formar a los que trabajarían por los pobres.

 
Como formador ¿cuáles fueron los retos a los que tuvo que hacer frente, si bien no resueltos, sí caminó con ellos, para que su proyecto de formación se viera realizado?

Creo que la falta de coordinación entre las etapas, yo preparaba a los de filosofía, y era común que los de Lagos vinieran muy inmaduros, faltos de disciplina para con el estudio, con motivaciones vocacionales poco trabajadas… yo trataba de implementar algunas formas o medidas de mi preferencia que muchos conocen, como es la Liturgia, la vida en común, las horas de estudio… Y al mandar a los muchachos al seminario interno (la siguiente etapa) me daba cuenta de que el sistema muchas veces no coincidía, a raíz de eso los estudiantes sufrían el cambio… Quizá yo no los preparaba lo mejor posible para tal etapa.

 
¿Cómo ha entendió la frase lema de San Vicente de Paúl: “Me envió a evangelizar a los pobres”?

Yo creo que es mi vocación, de tal manera que haga lo que haga, sea que está en una parroquia como lo es ahora, sea que esté de formador, como lo estuve hace poco… o en otra etapa de mi vida, quizá mayor, tengo que estar haciendo algo para evangelizar a los más necesitados… lo que yo haga tiene que estar guiado por esa máxima. Creo que cualquier vicentino, su forma vida, su mirada hacia la realidad, su actuar y discurrir debe estar dirigida hacia los más necesitados.

 
Elaboró Emmanuel Velásquez M. Casa de filosofía. Guadalajara





1 comentario:

Armando González dijo...

Hola, se me hace una entrevista bastante atinada al P. Rubén, pues como hemos oido hace poco era formador y simpre una mirada desde esta perspectiva ayuda a discernir nuestro procesos, por otra parte concuerdo bastante con él, yo creo que la opción preferencial por no decir total de nuestra vida y vocación vicentina debeb ser hacia los pobres. Muchas gracias padre Rubén y muchas felicidades Emmanuel por la entrevista.